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Alinear objetivos e incentivos
internamente será clave
para garantizar que los
que toman las decisiones
concentren sus esfuerzos
en la reducción de las
emisiones
produciendo de forma lenta en la última
década. Estos cambios generan además un
aumento de los precios para el consumidor
final de entre apenas el 1 por ciento y el 4 por
ciento.
El reto de la estandarización de los datos y la
complejidad de la implementación
Sigue habiendo barreras importantes a la
descarbonización que ilustran por qué las
empresas no lo han hecho hasta ahora.
La primera, la falta de transparencia sobre
las emisiones de Alcance 3 en la cadena
de suministro y sus verdaderos costes. La
segunda es la complejidad de implementar
las palancas a lo largo de la cadena de
suministro. Para muchas empresas es
complicado calcular cómo se distribuyen
las emisiones entre los cientos, o incluso
miles, de proveedores que la integran, a
veces repartidos por geografías dispares.
Y la tercera gran barrera con la que se
encuentran las empresas es que no siempre
cuentan con el apoyo de los órganos
reguladores, ni de los ecosistemas del sector,
para instaurar la infraestructura necesaria
para dar el paso hacia la sostenibilidad.
Nueve acciones para impulsar la
sostenibilidad de la cadena de suministro
BCG propone nueve acciones que impulsan
la neutralización de las emisiones en la
cadena de suministro, agrupadas en cinco
líneas de actuación: crear transparencia,
optimizar las emisiones de CO2, involucrar
a los proveedores, impulsar ecosistemas
y, de forma transversal, capacitar a la
organización.
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Para crear transparencia pueden lanzarse
dos acciones clave. En primer lugar, sentar las
bases para estandarizar métricas y dotar a
la cadena de valor de un punto de referencia
en lo que respecta a las emisiones, que
permita tomar decisiones en base a datos
fiables e intercambiar datos precisos con los
proveedores.
Bajo el paraguas de optimizar las emisiones
de CO2 hay a su vez otras dos acciones:
rediseñar productos para hacerlos más
sostenibles, utilizando materiales más
ecológicos, reduciendo los residuos e
incrementando la reciclabilidad, y, por otra
parte, replantearse las estrategias de compra
geográfica en pro de la sostenibilidad,
rediseñando sus decisiones sobre fabricar o
comprar y limitando el transporte de larga
distancia en la logística.
Dentro de la tercera vía, involucrar a los
proveedores, se plantean otro dúo de
acciones. La primera consiste en integrar
métricas de emisiones en los estándares
de compra y monitorizar el rendimiento,
incentivando, formando y premiando a los
proveedores por sus resultados.
La cuarta línea de actuación, impulsar la
lógica de ecosistema, es fundamental para
perpetuar las prácticas estandarizadas y
sostenibles a nivel de industria. Comprende,
por un lado, compartir mejores prácticas,
crear certificaciones y sistemas de
trazabilidad, promover políticas y actuar
como embajadores a nivel sectorial. Por otro,
fomentar la demanda final de productos
verdes, hasta el punto de movilizar al sector.
Por último, la gestión del cambio requerirá
capacitar a las organizaciones para
integrar los criterios ESG en el día a día de
las compañías, sus estrategias y prácticas
(p.ej. toma decisiones, diseños, criterios de
inversión, etc.).
Informe BCG & World Economic Forum Net-
Zero Challenge: The supply chain opportunity